El deseo en la era digital: Una mirada lacaniana a los algoritmos
En un mundo hiperconectado, donde las plataformas digitales moldean nuestras interacciones y elecciones, surge una interrogante esencial: ¿realmente deseamos lo que creemos desear?
La teoría del deseo de Jacques Lacan nos ofrece una perspectiva reveladora para analizar la forma en que los algoritmos digitales han transformado la naturaleza misma de nuestros anhelos.
Mientras que el deseo ha sido tradicionalmente concebido como un constructo social, en la era digital es configurado por sistemas automatizados que aprenden de nosotros, anticipan nuestras reacciones y, en muchos casos, las inducen.
El deseo según Lacan: Una construcción social
Jacques Lacan argumenta que el deseo no es un impulso individual espontáneo, sino una construcción mediada por el entorno.
No deseamos objetos o experiencias porque realmente los necesitemos, sino porque hemos aprendido que son valiosos dentro de nuestro contexto social. En otras palabras, deseamos aquello que creemos que los demás valoran.
Por ejemplo, una persona no compra un teléfono de última generación sólo por su utilidad funcional, sino porque la sociedad ha codificado su posesión como un signo de estatus y modernidad.
Este principio subraya la influencia externa en la configuración de nuestros deseos y nos permite entender cómo las tecnologías digitales han reconfigurado esta dinámica.
Algoritmos y la ingeniería del deseo
En los inicios de las redes sociales y plataformas digitales, los usuarios elegían activamente lo que querían consumir.
Sin embargo, con la evolución de los algoritmos de recomendación, el contenido ya no es simplemente un reflejo de nuestras elecciones previas, sino un mecanismo que moldea nuestras futuras elecciones.
Plataformas como TikTok, Instagram y YouTube analizan nuestros patrones de interacción, no sólo para mostrarnos lo que podría interesarnos, sino para dirigir nuestros intereses hacia nuevas direcciones.
De esta manera, el deseo digital ya no surge de una decisión autónoma, sino de una inducción algorítmica.
Un usuario puede no tener ningún interés en un determinado tema, pero al ser expuesto repetidamente a contenido relacionado, comienza a desarrollar un interés que no habría emergido de manera natural.
Por ejemplo, una persona que nunca ha mostrado interés en la moda podría encontrarse explorando tendencias y estilos tras recibir una serie de sugerencias personalizadas. Así, el algoritmo no sólo satisface deseos preexistentes, sino que los crea activamente.
La paradoja del deseo digital
Este fenómeno plantea una paradoja: si nuestros deseos son inducidos por algoritmos, ¿hasta qué punto seguimos siendo agentes de nuestras elecciones?
La filosofía lacaniana nos invita a cuestionar la autenticidad del deseo en un mundo mediado por tecnologías de predicción y manipulación de datos.
En este contexto, una pregunta crucial surge: ¿realmente queremos lo que creemos querer o simplemente estamos respondiendo a patrones algorítmicos?
La respuesta no es sencilla, pero implica un ejercicio de reflexión consciente sobre cómo interactuamos con la tecnología y cuáles son las fuerzas que realmente impulsan nuestras decisiones.
El deseo digital, lejos de ser espontáneo, es inducido y modulado por sistemas diseñados para captar nuestra atención y guiar nuestras elecciones.
La teoría lacaniana del deseo nos permite comprender que lo que anhelamos no es un reflejo de nuestra voluntad pura, sino un entramado de infl
uencias externas, hoy dominadas por algoritmos sofisticados.
En un mundo donde la tecnología tiene el poder de modelar nuestras preferencias, es fundamental preguntarnos: ¿nuestros deseos son realmente nuestros?
Referencias
Lacan, J. (1998). Escritos. Siglo XXI Editores.
Zuboff, S. (2019). The Age of Surveillance Capitalism. PublicAffairs.
Han, B. C. (2014). Psicopolítica. Herder Editorial.